viernes 17, enero 2025

«Es todo muy viejo y obsoleto, casi artesanal» afirman desde la empresa Siemmens.

Fuente: Boca de Pozo

La situación crítica en la Central Térmica de Ushuaia ha dejado en evidencia el grado de obsolescencia de la turbina de base Rolls Royce, que, según expertos, «Posee elementos electrónicos que han superado su vida útil por años». A pesar de los esfuerzos del personal técnico de Siemens, las reparaciones se han convertido en un desafío monumental debido a la falta de piezas de repuesto y la complejidad de la maquinaria.

Según fuentes internas, los técnicos se ven obligados a realizar reparaciones «casi artesanales», improvisando soluciones temporales para mantener en funcionamiento una turbina que, en teoría, debería haber sido mantenida y actualizado o reemplazada hace años. Esta situación pone en peligro no solo la estabilidad del suministro eléctrico en Ushuaia, sino también la seguridad del propio material rotatorio en la planta.

Mientras tanto, las autoridades provinciales han sido criticadas por su inacción y su falta de visión a largo plazo en la gestión de la crisis energética. La falta de inversión en infraestructura y la negligencia en el mantenimiento de equipos críticos han llevado a una situación donde el personal técnico se ve obligado a realizar malabarismos para mantener en funcionamiento una turbina que claramente ha llegado al final de su vida útil.

A medida que Ushuaia lucha por salir adelante en medio de esta crisis energética, es evidente que se necesita una respuesta urgente y coordinada por parte de las autoridades provinciales y nacionales. La seguridad y el bienestar de los residentes de la ciudad dependen de ello, y no se puede permitir que la inacción y la incompetencia de las autoridades pongan en peligro el futuro de Ushuaia.

El intento del gobierno de maquillar la situación actual a través de una estrategia cosmética en redes sociales y videos ha sido recibido con críticas contundentes por parte del sector productivo, turístico y la población en general.

Esta estrategia ha sido ampliamente condenada por aquellos que están directamente afectados por las políticas y decisiones del gobierno. El sector productivo y turístico, en particular, ha sufrido las consecuencias de una gestión deficiente y poco transparente, y no están dispuestos a aceptar una versión edulcorada de la verdad.

En lugar de invertir tiempo y recursos en campañas de relaciones públicas, el gobierno debería enfocarse en abordar los problemas de raíz y trabajar en colaboración con los sectores afectados para encontrar soluciones reales y efectivas. La población merece un liderazgo honesto y responsable, no una estrategia de cosmética diseñada para encubrir la realidad.

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