La infelicidad, la vuelta a los orígenes, un libro y la necesidad de confirmar que la vida puede ser más que una rutina a la que estamos atados. Todas estas cosas motivaron a Liam Garner, un joven de 17 años, a cambiar sus propias reglas del juego, y a emprender una travesía, la más larga de su vida hasta ahora: de Alaska a Ushuaia, en bicicleta.
Técnicamente californiano -de una ciudad llamada Long Beach- aunque con sangre latina en las venas, Garner acababa de terminar el secundario y de transitar el peor momento de la pandemia (quizá también de su existencia) cuando decidió lanzarse al ruedo en agosto del 2021.
“Mi vida era bastante normal, pero yo no era feliz”, cuenta Garner en un diálogo con LA NACION. “Además, no tenía ganas de estudiar. Siempre me fue bastante mal en el colegio y sabía que el campo de lo académico no era lo mío. Quería hacer algo distinto, darme la oportunidad de cambiar mi día a día sustancialmente”.
Eso, su inquietud de protagonizar una aventura y un libro que le regalaron (”To Shake the Sleeping Self”, o “despertar al yo dormido” en español) sobre un hombre que pedaleó desde Oregón, en Estados Unidos, hasta la Patagonia, lo convencieron de que no solo su deseo de llevar a cabo un viaje largo era legítimo, sino que, si se lo proponía seriamente, el universo conspiraría para ayudarlo a concretarlo. “Recuerdo haber pensado que si un tipo a sus 30 pudo hacerlo, entonces yo también podía”, concluyó.